miércoles, 13 de noviembre de 2013

Cuento para no dormir

Hoy me vengo a quejar, es algo que llevaba rondando por mi cabeza hace tiempo y es algo que me molesta bastante.

¿Por qué recurrimos al cariño o al afecto de otros por una carencia nuestra? Es decir, ¿Por qué un clavo ha de sacar otro clavo? No me gusta, me da asco. Es algo que se debería superar por uno mismo, pero no, necesitamos algo que llene el vacío o simplemente no reprimir esas ganas de dar cariño y dárselo al primero que pase. Me parece algo patético, y sí yo también lo he hecho y me parece algo despreciable o incluso cruel.

Estamos dando caricias, abrazos, besos al que no le corresponde, damos un afecto a otra persona por el hecho que no se lo podemos dar al que queremos, o porque queremos recibirlo de alguien en especial pero es imposible. Recurrir a alguien ajeno puede acarrear consecuencias graves, estamos demostrando una idea de nosotros al otro que no hay, podemos acabar que la otra persona se encariñe demasiado con nosotros, y claro… luego vienen los disgustos, enfados y demás. 
Consecuencias que la gran mayoría no quiere asumir y que se defiende diciendo lo de “lo hice porque quise, pero ahora ya no quiero”. Pues no me da la gana, las cosas claras, decir lo que se quiere desde un principio. Así no hay malentendidos y lo que haya se disfruta más. ¿Qué se pierde el romanticismo? Sí, pero si recurres a estas cosas no es para encontrar  pareja, solo para distraerte. Que de tanto clavo, al final solo te queda una mano libre para sacar la espina y darte cuenta que podías haberlo hecho sólo hace mucho tiempo.


En fin, estoy cansado de tanto cuento de hadas y al final irme a la cama con un cuento para no dormir.

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